Prevención Dental
La prevención es una de las partes más importantes de la odontología, tanto en niños como en adultos. Desde pequeños la adquisición de buenos hábitos, aprendiendo a realizar un buen cepillado dental, utilizando coadyuvantes de flúor y revisiones periódicas al dentista, son la clave para que pequeños y mayores tengan una buena salud bucodental. La adquisición de hábitos tempranos de higiene oral nos guiará hacia una boca sana y sin necesidad de realizar tratamientos restauradores en la consulta.
La caries es una enfermedad en sí misma, las cavidades se llaman “lesiones de caries”, que por supuesto hay que tratar. Pero si has tenido caries es porque en tu boca se ha producido un desequilibrio generado por la acumulación de placa bacteriana. Si tu riesgo de caries era elevado y has tenido lesiones de caries, cambiando tus hábitos (higiene oral, azúcares en la dieta, etc.) puedes disminuir ese riesgo, y por lo tanto, no volver a tener caries.
La caries es una enfermedad 100% prevenible, lo que sí es importante es conocer nuestro riesgo de caries individual, y en consecuencia, utilizar las medidas preventivas adecuadas a cada paciente minimizando a la vez los factores de riesgo controlables.
Por otra parte, existen factores como ser fumador o padecer diabetes que aumentan el riesgo de desarrollar enfermedad de las encías o de otros tejidos de soporte como puede ser el hueso, pero aprendiendo buenas técnicas de higiene, utilizando coadyuvantes específicos, etc., podremos prevenir o retardar la aparición de estos problemas.
Con respecto a las maloclusiones o malas mordidas, la lactancia materna, la respiración nasal o la alimentación dura, seca y fibrosa pueden prevenirlas al menos en parte, aunque es de los problemas más difícilmente prevenibles.
Diagnosticar en los primeros estadíos cualquier problema oral siempre llevará consigo una resolución más fácil, y con menor coste, tanto de tiempo como económica.